El bronce es una aleación, de
color amarillento rojizo, algo similar al oro, cuyo
principal componente es el cobre (Cu), acompañado de diferentes
metales según el momento histórico. Su
nombre deriva probablemente del persa berenj, latón,
y del latín aes brundisium, mineral de Brindisi,
por el actual puerto italiano de Brindisi, donde se especula que
transitaba su comercio en la antigüedad. Los prehistoriadores
occidentales estiman que las primitivas técnicas para producir
bronce se desarrollaron en el Cercano Oriente, en las regiones
del norte de Irak y este de Turquía, entre el 8000 y el
4500 a.n.e., constituyendo además, la primer aleación
creada voluntariamente por la humanidad. Los primeros bronces
se componían de cobre y arsénico (As), lo que volvía
tóxica su manipulación. Alrededor del 3000 a.n.e.
el arsénico es sustituido por estaño (Sn), lo que
permitió un mayor desarrollo y expansión de la técnica.
De hecho es el estaño, entre el 3 y el 20%, el segundo
componente por definición del bronce. En la actualidad
se producen diversas aleaciones: con cinc (bronce comercial o
latón), con cobalto (bronce sol), con aluminio (de color
muy similar al oro y gran resistencia a la corrosión),
con níquel, con plomo y con varios metales que crean una
versatil gama de productos artísticos, domésticos
e industriales. Diversas aleaciones de bronce también son
utilizadas para la acuñación de monedas. |