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SIMBOLISMOS: 1. Cara
del Creador; 2. Escuadra; 3. El Hombre Universal, hombre sin distinción de
razas; 4. Anguila, representa el elemento
marino; 5. Yugo para uncir los bueyes; 6. Simientes; 7. Ave
y semilla; 8. Rama de árbol
frutal; 9. Pala; 10. Boya,
elemento para la pesca; 11. Batea para
conservar agua y una semilla; 12. Estacas
de frutales; 13. Hacha; 14. Reja
de arado; 15. Animal vacuno
y semilla; 16. Lagartija; 17. Mano para moler granos.
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Manuscrito de Francisco Matto |
El Universalismo Constructivo, o simplemente Constructivismo,
es una corriente estética promovida por el artista uruguayo
Joaquín Torres García (1874-1949), cuyos principios
desarrolló en el libro del mismo nombre que fuera publicado
en 1944. Su pensamiento destaca aspectos metafísicos,
buscando expresar con su arte la comunión del hombre
con el orden cósmico. Su obra, de gran sobriedad cromática,
gruesos empastes y una particular geometría, en la que
colindan la modernidad plástica y la simbología
indígena, se define como una superficie organizada en
sección áurea, en la que todas las partes se relacionan
entre sí y con el todo. El rechazo de la perspectiva
y el uso de la bidimensionalidad, que evocan las formas del
arte primitivo, facilitan la comprensión de su mensaje
plástico. Para Torres García el arte no debía
copiar la naturaleza, pero tampoco debía negarla. Los
pictogramas que pueblan sus pinturas recrean el mundo: el pez
(la naturaleza), el triángulo (la razón), el corazón
(los afectos), el hombre y la mujer. Sus símbolos son
permanentes, fáciles de decodificar y admiten lecturas
libres de subjetividad, pues el artista buscaba un arte eterno,
que no renegara del pasado, tratando de encontrar imágenes
que trascendieran las épocas.