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Tero (Vanellus chilensis) |
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El tero, Vanellus chilensis (Molina, 1782), antes
llamado Belonopterus cayennensis lampronotus, es un ave de la
familia de los Charádridos, nativa de América
del Sur, muy común en regiones templadas australes, siendo
considerado en Uruguay como ave nacional. Habita en llanuras
y descampados, así como en zonas urbanas, aunque su presencia
es más usual en las cercanías de lagunas y cañadas.
Es una pequeña zancuda de 30 a 35 cm de largo. Su plumaje
es gris y pardo, con el pecho negro, el vientre blanco y pequeñas
tonalidades violáceas en las alas. La cola es de tamaño
medio, con plumas negras en el extremo. Su cabeza es de color
gris con rebordes blancos y negros entre el ojo y el pico. Presenta
también un delgado penacho negro hacia atrás de
la cabeza. El pico es corto y de color rojo, con la punta negra.
Los ojos son de color rojo intenso y marcadamente redondos.
Sus patas son largas y finas, de color rojo, con cuatro dedos,
tres hacia adelante y uno muy corto hacia atrás. Como
herramienta de defensa tiene, debajo de sus alas, unas pequeñas
prolongaciones óseas de color rojo, llamadas espolones,
que usa en vuelos rasantes para amedrentar a sus eventuales
depredadores. Los especímenes jóvenes se diferencian
de los adultos principalmente por menor cantidad de tonalidades
y bandas de colores en el plumaje. No presentan dimorfismo sexual,
siendo las hembras apenas más pequeñas que los
machos. Se alimentan de insectos y gusanos, aunque también
pueden comer carne. Por lo general andan en parejas o bandadas
sin hábitos migratorios. Sus nidos son pequeños
hoyos en el descampado, delimitados por algunas ramas e hierbas.
Comienzan la nidificación en el invierno, pudiendo la
misma pareja realizar dos o tres nidadas sucesivas en una temporada.
Ponen hasta cuatro huevos, de color gris verdoso con pequeñas
manchas oscuras, cuya incubación ronda los 26 días.
Durante la puesta de huevos y nacimiento de los pichones son
animales vigilantes y agresivos. Al
alarmarse emiten su grito característico, estridente
y repetido, cuya onomatopeya les da su nombre local. Los pichones
aprenden a volar aproximadamente al mes de vida.
En
la región rioplatense es muy habitual la expresión
"hacer como el tero", relativa a un llamativo comportamiento;
mientras grita en un lugar para que los depredadores crean que
allí están sus huevos, estos en realidad se encuentran
en otro sitio. De esta manera se hace referencia a actitudes
que pretenden desviar la atención.