En el informe del P. E. a las HH. CC. sobre el estado de la Hacienda Pública, año 1836, Juan Ma. Pérez, Ministro de Hacienda de Manuel Oribe, dice:

"Entre los inconvenientes que debían hacerse sentir en el país por la falta de moneda nacional, hay uno que por su gravedad y transcendencia exige de vuestra sabiduría las más prontas y eficaces medidas. La necesidad en que os considerasteis de adoptar por vuestra resolución del 26 de Enero de 1831; las monedas de todos los estados del Continente, dándoles un curso legal sin más garantía que la fe de sus títulos, ha abierto un vasto campo a la codicia del extranjero que no hallando sobrado alimento para ello en el lucro lícito de su Industria, emplea su destreza en la fabricación de monedas falsas que introduce en nuestros puertos en abultadas sumas, haciéndonos pagar un tributo diario a la inmoralidad que sólo puede calcularse por el grado de perfección a que ha llevado el arte de imitarlas...

Ciñéndose el Gobierno a las facultades que circunscriben su acción, ha mandado ensayar varias monedas del cuño Boliviano que el público desechaba por falsas, y resultando del análisis una degradación considerable en la ley de fino que corresponde a su título, ordenó promisoriamente que no se admitiesen en las oficinas recaudadoras del Estado ni aquéllas ni ninguna de las otras monedas que el comercio en general rehusase recibir de las cajas del Tesoro, fundando esa medida en el principio de igualdad recíproca, y en los resultados de la experiencia que la justifican.