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APERTURA DE LA CASA DE MONEDA NACIONAL

"El Nacional" - 3 de Febrero de 1844
 

Apertura de la Casa de Moneda Nacional de la República Oriental del Uruguay, creada y establecida en Montevideo, durante el asedio de esta Capital
por el Ejército de Rosas.

Ayer a las nueve de la mañana S. E. el Sr. Presidente de la República, acompañado de los SS. Ministros de Gobierno y de Relaciones Exteriores, Guerra y Hacienda y de un lucido cortejo Civil y Militar, se dirigió a la Casa Central de Policía donde se halla el establecimiento de la Casa de Moneda. Al llegar a una cuadra de distancia dos jefes y varios oficiales de los que están agregados al servicio del Departamento de Policía, se adelantaron a acompañarlo hasta la puerta de la Casa de Policía.

El edificio que ocupa el Departamento de Policía y la Casa de Moneda, se hallaba decorado con mucho gusto con banderas nacionales y de varias naciones amigas: daban la guardia cincuenta hombres del batallón de Policía elegantemente uniformados y la banda de música del batallón Unión tocaba el Himno Nacional.

Cuando llegaron a la puerta del Departamento de Policía el señor Presidente, los SS. Ministros y cortejo que los acompañaba, el señor Gefe Político y de Policía y encargado de la Casa de Moneda don Andrés Lamas, se levantó a recibirlos, seguido de sus empleados y los condujo al salón de su despacho que estaba dispuesto para la celebración de este acto, y luego que tomaron asiento el señor Presidente y los SS. Ministros, el señor Gefe Político de pie leyó la siguiente Memoria:

"Voy a tener el honor de cumplir con las órdenes del Gobierno informándole en este acto, de los trabajos y estado de la Casa de Moneda Nacional, cuya creación se sirvió encomendarme. Este informe será sumarísimo. Una antigua incuria había destruido la parte de este edificio que servía de cuartel y fué destinado a la Casa de Moneda. Era imposible dar un solo paso sin principiar por las reparaciones que necesitaba. Estas reparaciones emprendidas inmediatamente, están terminadas y en la parte del antiguo edificio no hay una cuarta de piso, una sola puerta, una ventana, una reja que no haya sido o construida de nuevo o recompuesta.

Era el patio interior de este edificio una laguna profunda e infectada, y la falta de nivel lo hacía inútil en todas sus partes. Esta laguna ha sido agotada, el terreno nivelado y enladrillado. La necesidad de tierra que esto produjo nos dio la idea de tomarla de la misma casa, abriendo pozos que ligados a los caños maestros que estaban cerrados, pudieran servirnos para dotarla de oficinas indispensables para su policía y salubridad. Esta idea se practicó y hoy la tiene la Casa de Moneda y el Departamento de Policía.

La división de estas dos secciones era una exigencia natural. Por eso se levantó, desde el cimiento, la pared que las divide interiormente y se alzaron las antiguas.

No tenía el edificio capacidad para contener todos los talleres del Establecimiento. Por ello fué necesario construir en el patio interior dos grandes galpones sobre pilares de ladrillo y con techos bien guardados. Estos galpones tienen 41 y media varas de largo sobre 5 y media de ancho.

Para emprender estas mejoras materiales y montar después la Casa de Moneda, con la estricta economía que debe ser siempre la base de la administración y que hoy hace más imperiosa nuestras circunstancias, necesité establecer varios talleres.

Una carpintería que está exclusivamente servida por empleados y presos de policía ha practicado todas las considerables obras de madera que hemos necesitado. Este taller establecido en la parte del edificio que sirve a la policía, continuará agregado a esta repartición permanentemente por las muchas aplicaciones que tiene en el servicio de este ramo.

Una herrería que ha hecho obras bien notables en las herramientas de la Casa de Moneda y aún puede ocuparse con mucho provecho de ella por algún tiempo.
Para el trabajo de los metales se han construido:
- Seis hornallas de reververo simplificado que se encuentran con una mediana dotación de crisoles.
- Un horno para la copelación.
- Un alto horno de fundición.
- Un horno de reververo simplificado para estraer el gas del carbón de piedra y recocer el cobre endurecido por las operaciones previas a su acuñación.
- Dos fraguas pequeñas para recocer la plata.
- La fundición posee los marcos y cajas de amoldar y las herramientas que requiere.
El ramo de platería está también dotado de los útiles y balanzas que necesita.
Las máquinas que encierra hoy la Casa de Moneda son:
- 8 cilindros.
- 4 volantes para cortar la moneda.
- 1 gran volante para acuñarla.
- 2 grandes martinetes adoptados para la misma operación, calculados y ejecutados para este establecimiento y que recién colocados en él no han entrado aún en servicio.
- 1 máquina para hacer el cordón de la moneda, también calculada y ejecutada para esta casa.
Casi todas las máquinas no construídas de nuevo han sido modificadas o reparadas.

Están establecidos: el cuarto del tornero y grabador que debe tener el establecimiento: la oficina de inspección y primera contabilidad en los mismos talleres y dominándolos a todos.

La Tesorería con las cajas y útiles correspondientes. Los depósitos así de primeras materias como de repuestos de útiles y herramientas.

No he tenido elección en el sistema que debía dominar en el establecimiento. Este sistema ha sido impuesto por la calidad e incertidumbre de las máquinas que se adquirían una después de otra sin saber hoy la que se encontraría mañana. Por eso todo lo hace allí el brazo del hombre. Yo habría deseado unos días más y la simple aplicación del principio de concentración de fuerza habría cambiado en ese sistema. Establecido como puede establecerse fácilmente, a pesar de la falta del vapor o del agua un poder mecánico bastante a mover los cilindros y los cortadores, menos cantidad de máquinas con la sexta parte de los hombres harían el mismo trabajo. Espero con confianza que la Casa de Moneda llegará a recibir esta importantísima mejora.

Todas las operaciones que en ella se practican no salen del carril común. Una, sin embargo, ha llamado particularmente mi atención y la he mirado con detenimiento. Por eso me permito indicarla en este informe.

La plata que va a trabajarse en esta casa, es plata labrada, naturalmente impura y su mezcla no resulta de los 10 y medio dineros que necesitamos. Carecemos de plata primitiva para alzarla a esa ley de nuestra moneda. Dos métodos he encontrado practicables para obtener esta plata purísima que necesitamos. El análisis líquido o atomístico y el análisis seco o copelación.

El análisis líquido tiene toda la infalibilidad que cabe en las operaciones del arte; pero el ácido nítrico y el carbonato de potasa que necesita para obtener primero el cloruro de plata y el super carbonato de cobre y la potasa que luego se requiere para separar el cloro de la plata hace costosísima esa operación en grandes cantidades.

Por eso he adoptado la copelación que es el proceder usual; pero en el ánimo de garantir plenamente la ejecución religiosa de nuestra Ley de Moneda, he dispuesto que se emplee el análisis líquido en pequeñas fracciones como medio de ensayar y determinar bien la pureza de la plata copelada. Así el análisis líquido, que practica generosamente el señor Lenoble, viene a demostrar el resultado de la copelación y un método se asegura por el otro.

Faltaría a mi deber Excelentísimo señor, si después de enumerar estas tareas, no declarase un hecho que honra altamente el patriotismo del pueblo de Montevideo. Inútiles habrán sido todos los esfuerzos para plantear este establecimiento, sin resultado las meditaciones que él ha exigido si hubiera sido necesario adquirir a dinero los inmensos materiales que él ha insumido y asalariar los brazos que le han dado movimiento.

Los presos del Departamento de Policía, que existían en sus depósitos para cumplir penas de policía correccional, han servido perfectamente a los trabajos que no requerían instrucción previa; disminuyéndoles el plazo de su detención correccional por el de los servicios a que se les aplicaba, han sido los obreros activos de última clase.

La caja del Departamento de Policía ha sufragado también algunas cantidades de poca consideración para la adquisición de objetos que no podían obtenerse de otro modo. Pero casi la totalidad del grande material de que se compone la Casa de Moneda, se debe a la inagotable generosidad de los habitantes de esta capital, que en la penuria pública y sin reputarse exonerados de nuevos sacrificios, por los muchos que han prestado al Gobierno para otros objetos, no han omitido ninguno que ha estado en la esfera de su poder para dar existencia a la Casa de Moneda.

Lo mismo ha sucedido con los artistas y personas inteligentes, cuya cooperación he necesitado; en obsequio del país me han consagrado su tiempo y sus conocimientos sin otra recompensa que la gratitud de la patria. ¡Todos los que han contribuido a la existencia de este útil establecimiento puedan merecerla!

Muy pronto someteré a V. E. la lista nominal de los que han concurrido a ella de cualquier modo, hoy sólo llamaré la atención de V. E. a los especialísimos y distinguidos servicios prestados por el infatigable y honrado patriota, teniente coronel don José María Bauzá.

Algo falta aún en la Casa de Moneda para que esté de todo punto concluida, pero ello es tan fácil como establecer el orden y la pureza de la administración en una oficina donde ningún vicio ni mal hábito ha podido levantar. Creo, sin embargo, haber hecho en el tiempo que le he consagrado cuanto podía para llenar el deber que me impuso la honrosa confianza del Gobierno y doy aquí por terminada mi misión.

Es una inapreciable recompensa para mí Excelentísimo señor, poder abrir al Gobierno de la República y al Pueblo de la Capital las puertas de la Casa de Moneda, el día aniversario del nombramiento del Ministerio Salvador que tomó las riendas del Estado ahora un año, en la noche por siempre memorable, del 2 de Febrero de 1843. El ha ayudado a V. E. señor Presidente, de un modo prodigioso y la Casa de Moneda, concebida y realizada en medio de un asedio, se debe sin duda al aliento que infunde en todos los corazones, a la inspiración que exista en todas las cabezas, Gobierno tan firme y virtuoso."

 

 

Cuando el señor Jefe Político hubo concluido la lectura de su interesante y modesta Memoria, S. E. el señor Presidente de la República, dijo:

"Señores: La apertura en este día del nuevo y valioso Establecimiento de la Casa de Moneda de la Capital de la República, es un monumento de gloria, de honor y prosperidad: es un acontecimiento heróico para los presentes, un ejemplo para los venideros, de lo que es capaz un pueblo decidido y valiente que ama su gloria y su independencia; no hay obstáculo que no domine, no hay inconveniente que no supere como el presente que celebramos con tanto placer.

El Gobierno lleno de complacencia mira con alto aprecio y distinción la inmensa parte que en este establecimiento se debe al Jefe Político don Andrés Lamas por su cooperación, por su eficacia y por su celo infatigable y le felicita por su gloria y la de la República".

El señor Ministro de Hacienda, dirigiéndose al señor Jefe Político dijo:

"El Gobierno reconoce y aprecia la actividad del señor Jefe Político en la organización, arreglo, y dirección de la Casa de Moneda: aplaude y agradece el patriotismo con que la ha llevado al estado de perfección. El Gobierno espera que este bello y útil Establecimiento producirá grandes bienes a la República; y siendo uno de los monumentos más elocuentes de esta época fecunda en grandes hechos, recordará siempre que con un feroz y bárbaro enemigo casi a las puertas de esta heróica Capital, el patriotismo y el desprendimiento de los ciudadanos y el celo infatigable de las autoridades nacionales no conocen límites, ni habrá dificultades que no venzan para mantener la independencia y la gloria de la República".

Después de estas palabras, el señor Ministro de Gobierno dijo:

"Señores: Este día abre una época memorable, y esa época la forma el pensamiento y la ejecución de una Casa de Moneda; ambas cosas se deben a los talentos y al celo del señor Jefe Político don Andrés Lamas. El Ministro de Gobierno se complace en reconocerlo y en que todos nos felicitemos por un acontecimiento tan fecundo".

El señor Jefe Político condujo al señor Presidente, a los señores Ministros y al cortejo que les acompañaba a visitar todas las oficinas de la casa de moneda, que estaban en actividad, distinguiéndose los operarios por la precisión de sus trabajos, y por el aseo de sus uniformes. Aquel era un espectáculo verdaderamente admirable. La Casa de Moneda, creada como con el golpe de la vara de un mago, sorprendía con admiración y entusiasmo a todas las personas de aquel escogido concurso.

El señor Jefe Político llevó al señor Presidente y a los señores Ministros a la Sala de acuñación y después que tomaron asiento dio la señal para que empezase a trabajar el cuño y tomando la primera moneda que se selló la entregó al señor Presidente de la República y le dijo:

"Excelentísimo Señor: Tengo el honor de entregar a V. E. la primer moneda de plata destinada a la circulación, que se acuña en la Casa de Moneda Nacional.

Esta moneda señor Presidente, es monumental, y este monumento, único hasta hoy en la margen oriental y occidental del Río de la Plata.

Esta moneda es el símbolo más acabado, señor Presidente, de la Independencia nacional. En todo tiempo y en el derecho público de todas las naciones, acuñar monedas ha sido una altiva prerrogativa del Imperio independiente.

Esta prerrogativa, ejercida hoy a la vista de las hordas vandálicas de un tirano extranjero que hace un año rotas las huestes de la patria, se adelantaron soñando en una fácil conquista, es un suceso que hará época en nuestra historia. El nombre de V. E. está enlazado a este suceso porque es V. E. el primer magistrado de la República, su primer personaje oficial, el digno ciudadano que la preside en este período el más difícil como el más glorioso de su existencia".

S. E. el señor Presidente de la República contestó:

"Recibo esta moneda con una emoción profunda. En ella veo los sacrificios y las virtudes de mis compatriotas y el genio de los hombres que me acompañan con tanto celo en la salvación del país entre los que he encontrado en el número de los primeros, al digno magistrado que hoy provee mis manos de la primera moneda Nacional".

En seguida el señor Jefe Político tomó una moneda de plata acabada de sellar y poniéndola en manos del Ministro de Gobierno, dijo:

"En esta moneda señor Ministro, verán las naciones extranjeras que el pueblo Oriental es digno de la independencia y de la libertad por que combate, y los ciudadanos en el interior de la República, el tesón con que el Gobierno promueve los públicos intereses.

Algunas de nuestras monedas que hoy arrojamos al mundo emblema de nuestro poder como pueblo independiente de nuestra constancia y sufrimiento en la defensa de nuestras libertades, van sin duda a ser reflejadas por un sol lejano.

Quiera el cielo que V. E. mirando el sol de nuestra bella patria, después de estos días de prueba, pueda reposar su cabeza encanecida en la práctica de las virtudes cívicas, en el noble pensamiento, de que al mirar una de estas monedas, lejos de aquí, podrá decir el extranjero, la República Oriental del Uruguay no es sólo soberana e independiente: es libre y feliz por el dominio de la ley: es libre y feliz por el imperio de la justicia y de la virtud, es libre y feliz por la unión de sus hijos, porque ninguno cree que hay un título más alto que el de buen ciudadano Oriental".

S. E. el Ministro de Gobierno contestó:

"Señor Jefe Político: La alocución que V. S. ha tenido la bondad de dirigirme penetra mi alma de sensaciones placenteras: estoy en todo conforme y me identifico en los altos y nobles pensamientos que V. S. ha desenvuelto en ella, relativo a la felicidad y libertad de nuestra cara patria; que la alcanzemos como V. S. ha alcanzado la Casa de Moneda establecimiento debido (tengo orgullo en declararlo) a los talentos, celos y habilidad de V. S. cuyo nombre pasará con él a la más remota posteridad".

En seguida el señor Jefe Político, entregando una moneda acabada de sellar al Ministro de la Guerra dijo:

"Aquí está señor Ministro la hoja gloriosa de la valiente guarnición de Montevideo y de las hazañas del ejército en campaña. Aquí dice "Sitio de Montevideo" y dulce será para nuestros bravos en armas el decir en los tiempos venideros, fui uno de los que resistieron los rigores de ese sitio, de los que domaron ante frágiles muros, el poder de los esclavos que desde el Plata llegaron a tocar con una lanza sangrienta y victoriosa los hielos de los Andes, y las puertas de Montevideo, fuí uno de los que alzaron en las cuchillas de la tierra los colores de la patria y le dieron, postrando a los sitiadores de Montevideo espléndida victoria. Bello es tener fuerte el corazón, sangre en las venas para lidiar como buenos y llevar al hogar y a los hijos, tan sagrados recuerdos.

Esta moneda señor Ministro cuyo metal puso en manos de V. E. el patriotismo nacional, dice con lengua soberana: la patria de los orientales es independiente! V. E. que viste con tanto honor el uniforme y la espada de los guerreros orientales, le contestará sin duda, con emoción inexplicable. Sí, la Independencia de la Patria de los Orientales es inmortal ¡ay del que la toque!".

S. E. el Ministro de la Guerra contestó:

"Lleno de emoción señor Jefe Político, recibo la moneda que V. S. me presenta y lleno de emoción he estudiado las palabras entusiastas, dirigidas a los valientes defensores de la República, que son ciertamente el sostén de la independencia y de la gloria de la Patria. Cuando el sangriento tirano que domina en Buenos Aires, que de ignominia y servidumbre, ha poblado a la infortunada tierra de los Argentinos, mandó esa turba de esclavos que nos asedian, para que servidumbre e ignominia esparciesen sobre nuestra tierra la Patria, sellando esa moneda, ha puesto en ejercicio uno de los mejores derechos de una nación independiente y esa moneda llegará al antro donde aquel tirano se alberga, a demostrarle que fué torpe y menguado su proyecto, llegará al campo enemigo a enseñarle que la independencia de esta patria, no está al alcance de su poder asesino, llegará a las regiones más remotas a decirles de cuanto es capaz un pueblo que ama su libertad y llegará también a la posteridad para que ella no se admire de nuestra gloria, porque debe tenerla grande una nación donde hay soldados como los nuestros; donde alienta un pueblo como aquel a que pertenecemos, donde aparecen magistrados como el Jefe Político.

La importancia de este acto para la República será bien valorada por todos y yo me congratulo por ello y por el honor que en él ha cabido al señor Jefe Político cuya habilidad patriotismo y celo todo lo han superado hasta obtener tal resultado. Pertenecemos a esta patria y hacer aún más de lo posible para salvarle es nuestro deber. V. S. ha cumplido de un modo noble con el suyo, pues en estos honrosos trabajos ha hecho todo lo posible".

El señor Jefe Político tomó en seguida una moneda de plata acabada de acuñar y entregándola al señor Ministro de Hacienda, dijo:

"Aquí está señor Ministro la prueba más cabal del desprendimiento de nuestros conciudadanos, porque esta moneda no está formada ni con el metal de la mina ni con el de las contribuciones y con el de los derechos sobre los consumos o exportaciones: sino con las joyas de las familias de Montevideo, con los ornamentos de sus templos. Un pueblo que ha perdido todos sus bienes materiales por la invasión, que todo lo ha dado para resistir a la invasión, ha dado también expontáneamente sus prendas de familia: la mujer ha traído los adornos de su hogar, el hombre la prenda de su caballo, el sacerdote la cruz de su altar y todo eso se ha confundido con las voces de un voto, de una plegaria común por la prosperidad de la patria, y todo eso irá a las aras de la Nación.

Por cierto que cada moneda de estas no podrá tenerse en la mano sin profunda veneración.

Estos pesos deberán ser distribuidos con celo religioso; valen cien veces más que los pesos comunes formados de material de distinto origen y sin este lema: Sitio de Montevideo.

V. E. que ocupa un alto rango en la defensa del país tendrá en esta moneda un recuerdo honroso y duradero de gloriosa tribulación en que ha administrado la Hacienda Nacional".

S. E. el señor Ministro de Hacienda contestó:

"Este peso que V. S. me entrega, señal brillante de la soberanía del Pueblo Oriental, lo es también de los esfuerzos y desvelos que V. S. ha dedicado a la formación de este Establecimiento: y lo será de la libertad, riqueza y prosperidad de la República".

Terminada la distribución de las cuatro primeras monedas de plata destinadas a la circulación y en la forma que queda descripta resonó una salva de 21 cañonazos en honor de la verdaderamente clásica apertura de la Casa de Moneda y se retiró el Gobierno de la República penetrado de satisfacción y orgullo Nacional.

El pueblo se agolpó a visitar la Casa de Moneda Nacional y no hubo uno solo que no hiciese los más justos elogios a la actividad del señor Jefe Político que casi sin ningún gasto para el tesoro, ha convertido cuadras en ruina, y sitio que era un lodazal en una Casa de Moneda, dotada de todas las oficinas y talleres necesarios y esto en muy poco tiempo y en medio de tareas diversas e incesantes.

El origen y la época en que se ha establecido la Casa de Moneda que ha acuñado la primera moneda de plata sellada en las márgenes del Río de la Plata, será asunto de admiración y de ejemplo para nuestros venideros.

 
 
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